Las cosas bonitas se hacen a fuego lento. Las grandes amistades son una de esas cosas. Porque hay amigas con las que no hace falta hablar cada día, llamarte continuamente para saber que siguen ahí. Y a Beatriz no la veo a menudo pero cuando estamos juntas es como si no hubiese pasado el tiempo.
Blanca también quiso disfrutar hoy de sus amigas de siempre. Por eso las trajo a casa y pasaron una tarde de lluvia juntas.
Y cuando se marcharon yo me dediqué a otros menesteres que también necesitan de fuego lento, paciencia y que saben bien, muy bien.
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